jueves, 18 de febrero de 2010

18ºC, ni frío ni calor.

El aceite y el vino comparten muchas cosas, como la devoción de los gourmets por los mejores líquidos, las técnicas de cata o el hecho de ser productos vivos, pero si en una cosa se diferencian, es que el aceite no gana con el tiempo.

Aunque el zumo de oliva puede consumirse durante bastante tiempo, lo cierto es que a partir de un año empieza a perder propiedades. Para minimizar este inevitable proceso, almacenamos el aceite Treurer en depósitos de acero inoxidable, que no reacciona con el contenido, no absorbe los olores, no deja pasar la luz y dispone de una base cónica para facilitar la decantación de los sedimentos. El espacio del depósito que no está ocupado por aceite lo rellenamos con nitrógeno, impidiendo así la oxidación. La cámara donde se encuentran los depósitos la mantenemos a temperatura constante y humedad controlada, y allí almacenamos también las cajas pendientes de distribución.

Cual producto congelado que exige una cadena de frío, el aceite debería ser conservado siempre por los consumidores en lugares oscuros y de temperatura estable, ni frío ni caliente (entre 16 y 20ºC). Siempre que sea posible (lo es con nuestras botellas) no se debe cambiar el aceite de recipiente.

Además aconsejamos consumir nuestro aceite Treurer de temporada (un año), y nunca superar los 18 meses.

No hay comentarios:

Publicar un comentario